Una de las razones por las que muchos manuscritos nunca salen de los cajones de sus dueños es por el miedo a las malas críticas. Como ya comentaba en esta entrada, a los escritores nos da miedo presentar nuestro libro al mundo, exponer nuestro duro trabajo sin saber muy bien qué reacción tendrán los lectores hacia él.

Por eso, creo que es muy importante recordar lo siguiente:

1. Hay gustos para todos los colores. No a todo el mundo le puede gustar nuestra obra y pretender que sea así es imposible. Cada libro está dirigido a un público objetivo concreto, a unas personas determinadas, y no puede gustar a todos. Probemos a buscar nuestro libro preferido en cualquier plataforma literaria online. Para nuestra sorpresa, comprobaremos que hay opiniones diversas en cuanto a él. Lo que tanto nos ha gustado a nosotros puede disgustar a otros. Hay que aceptarlo así.

2. Nunca hay que enfadarse. Puede que duela que se metan con nuestro bebé, pero ante todo hay que aceptar que es el riesgo que se corre al presentarlo «en sociedad». No se debe responder negativamente a un comentario (¡jamás!), ni insultar la inteligencia del lector (se ve cada cosa…). Sólo aceptarlo con dignidad.

3. Se puede aprender de ellos. Una buena crítica constructiva nos puede ayudar a seguir mejorando en el futuro. Además, los lectores son los que tienen la última palabra y saber lo que les gusta y lo que no nos ayudará a conectar más con ellos 😉 Aprovechemos esta oportunidad para conocer los gustos de nuestros lectores en vez de quedarnos con la sensación de «mi novela recibió una mala crítica». Hay que cambiar la actitud para seguir creciendo como escritores 🙂

Y vosotros, ¿qué recomendáis ante una mala crítica?