Has escrito una novela y ahora, después de publicarla, te enfrentas a la dura tarea de promocionarla.

Camino duro el de la promoción de tu novela, ¿verdad? Y es ahí donde muchos escritores caen en el error de engrandecer su obra.

He visto a autores escribir tweets que decían «Conoce el bestseller del que todo el mundo está hablando» y el enlace de compra a su novela.

Lo primero de todo: ¿bestseller? ¿Por haber estado en el top 100 de Amazon? ¿Es eso ser un bestseller? No me voy a meter en ese tema, porque tiene para escribir otra entrada sólo de eso, pero yo considero que tu novela es un bestseller cuando aparece en la lista de libros más vendidos de librerías, periódicos, plataformas webs… por un período largo de tiempo.

No me gusta mucho esa palabra, la verdad, y menos como reclamo a los lectores. Me parece que crea unas expectativas que, en muchos casos, distan de la realidad.

Y de eso quería debatir hoy con vosotros: ¿las expectativas que los lectores tienen de nuestra novela realmente ayudan?

Sigamos con el ejemplo anterior, al lector le ha llamado la atención que esa obra sea un bestseller (ya que su autor lo ha decidido así) y hace click en el enlace de compra. Lo primero en lo que se fija es en la portada, en la que aparece escrito «Imposible parar de leer» y, más tarde, lee la sinopsis, en la que se insiste varias veces que es una novela «que te dejará sin aliento».

Después de leer varias cosas por el estilo, el lector está convencido de que es una novela que merece la pena. Además, ha leído comentarios de otros lectores (pero no sabe que muchos de esos comentarios son de conocidos del autor) y todos coinciden en que es uno de los mejores libros del año.

Así que el lector la compra y, para su sorpresa, le engancha lo normal (ni más ni menos, no la va a dejar de leer, pero tampoco le quitará el sueño no hacerlo) y eso de quitarle el aliento… la verdad es que se esperaba algo más.

¿Y qué es lo que va a hacer ese lector al terminar de leer ese libro? Se va a sentir engañado y va a escribir una crítica negativa, aunque la novela no le haya parecido mala y la haya disfrutado hasta cierto punto. Pero no ha cumplido sus expectativas, que eran demasiado elevadas.

Y, por eso, los escritores tenemos que intentar no crear falsas expectativas de nuestras novelas, porque, aunque la tentación sea grande, en realidad perjudican más que ayudan. A la larga el lector puede sentirse engañado. Si tu novela es para pasar una tarde entretenida y poco más, sé sincero y cuéntalo en tu sinopsis o en la promoción de tu novela. Hay muchos lectores que buscan ese tipo de novelas, pero al crear falsas expectativas atraes a los que no entran dentro del público objetivo de tu novela.

¿Qué os parece? ¿Creéis que a veces los autores comenten este error?