Una de las razones por las que muchos manuscritos nunca salen de los cajones de sus dueños es por el miedo a las malas críticas. Como ya comentaba en esta entrada, a los escritores nos da miedo presentar nuestro libro al mundo, exponer nuestro duro trabajo sin saber muy bien qué reacción tendrán los lectores hacia él.
Por eso, creo que es muy importante recordar lo siguiente:
1. Hay gustos para todos los colores. No a todo el mundo le puede gustar nuestra obra y pretender que sea así es imposible. Cada libro está dirigido a un público objetivo concreto, a unas personas determinadas, y no puede gustar a todos. Probemos a buscar nuestro libro preferido en cualquier plataforma literaria online. Para nuestra sorpresa, comprobaremos que hay opiniones diversas en cuanto a él. Lo que tanto nos ha gustado a nosotros puede disgustar a otros. Hay que aceptarlo así.
2. Nunca hay que enfadarse. Puede que duela que se metan con nuestro bebé, pero ante todo hay que aceptar que es el riesgo que se corre al presentarlo «en sociedad». No se debe responder negativamente a un comentario (¡jamás!), ni insultar la inteligencia del lector (se ve cada cosa…). Sólo aceptarlo con dignidad.
3. Se puede aprender de ellos. Una buena crítica constructiva nos puede ayudar a seguir mejorando en el futuro. Además, los lectores son los que tienen la última palabra y saber lo que les gusta y lo que no nos ayudará a conectar más con ellos 😉 Aprovechemos esta oportunidad para conocer los gustos de nuestros lectores en vez de quedarnos con la sensación de «mi novela recibió una mala crítica». Hay que cambiar la actitud para seguir creciendo como escritores 🙂
Y vosotros, ¿qué recomendáis ante una mala crítica?
Hola, Nere!! Qué bueno verte de nuevo actualizando el blog!! Me ha gustado la entrada, me parecen muy acertadas tus observaciones y le añadiría que tampoco hay que fiarse de una sola crítica negativa, sino compararlas todas como un todo y no individualmente.
Algo que me enseñó el sorteo de lanzamiento que hice fue que todos los lectores aprecian cosas distintas de lo que leen y es en eso en que hay que fijarse mucho, en lo que destacan como positivo y/o negativo y en cuántas personas coinciden en esos puntos. Generar una suerte de tendencia estadística respecto de las impresiones recibidas, es la mejor forma de entender qué podemos haber hecho «mal» o qué podemos mejorar. Con la opinión de una sola persona no hacemos nada, y aunque cuesta llegar a más personas y recibir ese feedback, siempre vale la pena hacerlo.
Muy interesante el post, genial como siempre 🙂
Besotes y mucha suerte, Nere!!
Mel.
Hola Mel, ¡aquí estoy de vuelta! Ya sabes que he estado bastante desconectada, pero me alegra que mis seguidores sigan a pie de guerra incluso cuando yo no puedo estar al cien por cien. Muy de acuerdo contigo, compararlas todas como un todo y no individualmente. Muy cierto. Un beso grande.
Qué bueno tenerte aquí de vuelta.
Totalmente de acuerdo con esto. Y añadiría a lo de Mel, es el examinar de dónde viene una crítica negativa destructiva, ya que a veces hay críticas que son dadas de mala leche y no son tan objetivas como pretenden ser (me ha tocado esto último, por eso lo digo). Por todo lo demás, muy de acuerdo =)
Gracias, lo he extrañado 🙂 Pues sí, desgraciadamente a veces pretenden hacer daño. Hay de todo en esta vida.
Muy cierto!
Gracias 🙂
Tienes mucha razón Nerea. Aunque si son muchos los que coinciden en un aspecto negativo de la obra, es probable que tengan razón…
Claro, por eso se puede aprender de ellas 😉
Encajar críticas siempre es duro, creo firmemente que las personas no aprendemos a gestionarlas bien, pocos agentes sociales se proponen educarnos en ese sentido. Quizás, como con todo, sólo sea cuestión de actitud y sea necesario intentar aprender a hacerlo.
Yo en particular, encuentro dos tendencias en las redes sociales, por ejemplo, o se critica de forma indiscriminada, quizás por el gusto de hacerlo o la molestia que causa una opinión contraria o por esa dosis de envidia que algunas personas tienen o por el contrario todo son dulzuras y halagos pero sin que sea una crítica, incluso positiva como me refiero en este caso, que merezca la pena atender porque encierre en sí misma una opinión realmente profunda y pensada que nos haga repensar sobre algo. Ojo, crítica positiva también incluye el «pero» tras un «me ha gustado» y es ese pero el que me falta cuando navego y sobre todo, ese pero bien pensado que me indique que quien habla ha pensado bien en aquello sobre lo que vierte su opinión.
Por otro lado, sí que es cierto que no pocas veces es difícil proponer una crítica en la justa medida de nuestras opiniones porque de hacerlo, incluso sin querer destrozar sino por el contrario, construir, podríamos perjudicar la imagen del objeto de nuestra opinión.
En cualquier caso, con pros y contras que viva la crítica, ella es en sí misma uno de lo actos más puros de la democracia.
No, no es fácil. Muchas gracias por tus reflexiones, tienes mucha razón.