Un escritor se enfrenta a multiples retos: uno de ellos es intentar ser lo más profesional posible y ofrecer una obra de calidad. Es difícil hacerlo todo nosotros solos, por lo que es muy aconsejable recurrir a ayuda externa.

Amelia Cobos, correctora y autora de Todo está en Nada, me ha contactado porque creía que era interesante hablaros de la corrección de estilo. Muchos quizás no sabéis en qué consiste ni por qué es una labor muy importante en el proceso de escritura.

Os dejo con las palabras que ella ha escrito:

Corrección de estilo: opcional o imprescindible

Una corrección de estilo es una revisión general de una obra, realizada para mejorar su calidad de publicación. Todos los proyectos literarios deberían ser examinados por un corrector de estilo ya que, al margen de la valía de cada escritor, todos cometemos errores.

El corrector de estilo verificará la ortografía, la correcta elección de los términos empleados, la conjugación de tiempos verbales y la persona narrativa; unificará criterios y evitará reiteraciones innecesarias.

Aunque cotejar datos no sea propiamente la función de un corrector, su especialización le permitirá detectar posibles errores en el argumento, fechas, diálogos o personajes, validándolos con el autor, velando así por la coherencia global del manuscrito.

Mucho se ha hablado del ego del escritor, que puede hacer que veamos en la figura del corrector a alguien que nos juzga o pone en tela de juicio la calidad de nuestra escritura. Al contrario, un corrector de estilo es un valioso aliado y trabajará a favor de la obra, realizando sugerencias de mejora, pero respetando siempre el estilo y la voluntad del autor.

A la pregunta de si es muy caro utilizar un servicio de corrección de estilo, la respuesta es que sale muy caro no utilizarlo, porque una obra que presenta errores, perjudica la imagen de su autor y reduce sus posibilidades de éxito.

¿Por qué un autor debe contar con la ayuda de un corrector de estilo?

  1. Porque los autores conocemos nuestra obra casi de memoria y, aunque nos propongamos corregirla una y mil veces, es fácil leer el texto de forma superficial, siendo incapaces de detectar nuestros propios errores.
  2. Porque un corrector será el primer lector de nuestra obra y nos ofrecerá una visión crítica profesional, al tiempo que nos formulará las mismas preguntas que más tarde se harán nuestros lectores.
  3. Porque el oficio de corrector es un trabajo humano irreemplazable: los programas de ordenador no sirven para revisar el estilo y ajustar el sentido de un texto.
  4. Porque el corrector es capaz de reconocer impropiedades del lenguaje, tales como el uso incorrecto de la palabra ‘adolecer’ en lugar de ‘carecer’, cuando significan lo contrario; o el término ‘bizarro’, cuya correcta utilización equivale a ‘valiente, esforzado’ y en ningún caso a ‘raro, extravagante’.

Como autores, debemos observar atentamente la calidad de nuestro manuscrito antes de presentarlo a un concurso, enviarlo a editoriales o autopublicarlo. A menudo, las erratas y errores consiguen ocultarse de forma escurridiza entre las páginas de nuestro libro. En nuestras manos está ofrecer al lector un producto de calidad y una experiencia de lectura que cumpla totalmente sus expectativas: persigamos la excelencia y el éxito nos seguirá.

Amelia Cobos

Correctora y autora de Todo está en Nada

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Amelia Cobos

Amelia Cobos nació en Barcelona en 1973. Desde muy pequeña participaba en concursos literarios celebrados en su escuela, resultando varias veces premiada. Uno de sus primeros regalos fue una máquina de escribir que aprendió a utilizar por su cuenta hasta que, con nueve años, pidió a sus padres hacer un curso de mecanografía. Cuando su madre la llevó a inscribirse, el profesor le dijo que la edad mínima para acceder al curso era de once, pero tras realizar una prueba fue aceptada y antes de los once años obtuvo su título.

Su amor por las letras y el referente de su padre, que trabajaba en fotocomposición, la llevó a compaginar sus estudios con su primer trabajo como aprendiz de artes gráficas, ramo al que le dedicó ocho años de su vida  desarrollando, entre otros, el puesto de correctora de textos.

En 1997 hizo un curso de psicología canina, descubriendo otra de sus grandes pasiones, los perros y su aprendizaje. Con ellos ha asistido en misión humanitaria a los terremotos de Turquía y Taiwan (1999) y la India (2002) y actualmente realiza actividades asistidas para ancianos afectados de alzheimer, junto a su perra Enya.

En los últimos años ha experimentado un profundo cambio a nivel personal y de conocimiento interior, reflejado en su primera obra Todo está en Nada.

¿Qué ofrece?

Amelia me ha comentado que quiere hacer una oferta especial a los lectores de este blog y ofrecer sus servicios de correctora de textos. Si queréis más información, podéis contactarla aquí.

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¿Vosotros qué pensáis? ¿Creéis que es importante la corrección de estilo? ¿Habéis solicitado alguna? ¿Cómo fue vuestra experiencia? Si hay varios que lo hayan probado, me gustaría hacer una lista colaborativa de correctores.